Como eramos ayer …

Todo comienza el 22 de agosto de 1942 con la unión de Matilde y Arturo Giarandoni que, con su nueva familia, vivian en una típica casa apenina de piedra en el burgo llamado “Cà de’ Gatti”, ubicada en una parte de la calle “pequeña Cassia” que desde Tolè lleva a Rocca de Roffeno. Pasan los años la familia se transfiere a una casa nueva y los tres niños nacidos de este matrimonio se transformaron en adultos tomando diferentes direcciones. En 1984, cuando en Italia las casas rurales dan sus primeros pasos, Paolo, el menor de los tres hijos (mejor decir el más joven considerando que mide mts.1,90), y que siempre habia sido afasinado de la casa de su familia, inicia una nueva aventura, comenzando la reestructuración y da así origen al nucleo principal de la Casa Rural “La Fenice».

El nombre “la Fenice”, nació en forma espontánea, como si el mismo lugar lo hubiera elegido.
Durante la reestructuración, se encontro una placa de metal donde estaba gravado un año, el 1860, el diseño y el nombre de “La Fenice”, es natural, por lo tanto, usar aquel nombre para el sueño que se estaba realizando y decididamente apoyar la chapa entre las piedras arriba de la puerta de entrada principal.
La placa en metal – con un dibujo de un ave fénix que renace de las cenizas – era de una vieja compañia de seguros que a mediados de la mitad del 1800 aplicaba sobre las casas que aseguraba, para alejar las posibles intenciones de incendios dolosos.

A inicios del siglo XX, en esta misma casa la señora María (la mamá de Matilde) tenía abierta un pequeña taverna, pero no habiendo pagado los impuestos de aduana por el transporte del vino, le hicieron una multa de un importe elevado que prefirio pasar un mes en la prisión de Vergato antes que pagarla.
Además del nombre, también el espíritu que se respira quedo impregnado; cien años antesde nosotros, entre estas paredes, la abuela María habia creido en la hospitalidad.

A lo largo de toda la reestructuración hemos respetado los esquemas arquitectonicos preexistentes manteniendo en lo posible su estado original. Preservando todo lo que era auténtico, recuperando todo lo que se podia y sustituyendo lo que el tiempo habia deteriorado. De esta manera en el modo y criterio con el cual vivimos en nuestra casa rural pensamos que podemos lograr respetar los valores tradicionales de nuestra tierra.

Este lugar, dispone de un atmósfera totalmente particular, en el nucleo central, las habitaciones que permiten vivir días relajantes para descansar, unido al placer de vivir y circundados de castaños y robles.
A unos cientos de metros de distancia se encuentra la casa de campo – indicada en los antiguos nombres del lugar “Aia Vecchia” – también reestructurada, es una construcción más alejada donde hay otras habitaciones.
Una estancia en nuestra casa rural incluye, además del alojamiento, un riquizimo desayuno preparado con productos de nuestra producción y de nuestra terra, àdemas un restaurant que ofrece comidas genuinas y tradicionales; especificando utilizamos entre otros, todo lo que deriva de la casa rural en la que criamos cerdos de raza “Mora Romagnola”, bovinos enanos de raza “Dexter” y ovejas de raza “Suffolk”.

…y como estamos hoy

Somos dos hermanos que dirigen la empresa y nos dividimos las tareas – Paolo sigue principalmente la cocina y la granja, mientras Remo está más preparado para acojer a los huéspedes y también el restaurant; pero los dos tienen gran versabilidad primaria en tratar cualquier ocupación que se presenta.
Alrededor nuestro diferentes personas nos permiten de hacer funcionar todo el trabajo, además de colaboradores “historicos” hay personas que estuvieron y otras que volveràn a estar, por períodos más o menos largos; quiere decir, que los une a todos no solo la contribución a nuestro trabajo, sino que la amistad.